y discípulo orante de Jesús, enciende en la vida de tus hijos e hijas el fuego del verdadero amor. Haz que arda en nuestros corazones el deseo de anunciar el Nombre de Jesucristo y de proclamar su fidelidad con nuestra vida. Revélanos el secreto de tu intimidad con Dios y ayúdanos a vivir sumergidos/as en el Misterio, iluminando las realidades presentes de este mundo
Señor... que yo nunca rece para ser preservado de los peligros, sino para alzarme ante ellos y mirarlos cara a cara.
Que no pida la extinción de mi dolor, sino el coraje que me falta para sobreponerme a él. Que no te implore, espantado mi salvación, y que tenga la fe necesaria para conquistarla. Ayúdame a no ser ingrato: pues sólo a tu misericordia debo todos mis triunfos. Y si sucumbo, acude a mí con tu brazo fuerte. ¡Y dame la paz, y dame la guerra! Rabindranath Tagore
Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos, para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa, para que jamás hable negativamente de mi prójimo, sino que tenga una palabra de consuelo y de perdón. Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras, para que sepa hacer sólo el bien.
Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos, para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio.
Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso, para que yo pueda aliviar los sufrimientos de mi prójimo. Santa Faustina Kowalska.