sábado, 7 de agosto de 2010

SILENCIO


Hay un lugar al cual puedes dirigirte para descansar
y liberarte del temor y la preocupación.
Ese lugar no se encuentra lejos
ni es de difícil acceso.
Se encuentra justo donde estás ahora.
Se encuentra justo donde estás
cada vez que aquietas tus pensamientos
y estás solo con Dios.
En el silencio, hay quietud y paz.
Es la paz que siente un pájaro
cuando flota serenamente
con el movimiento del aire
sin mover sus alas.
 Es la quietud que sentimos´
en la presencia sustentadora de Dios.
El silencio es un lugar para pensar
en el cual tu mente puede caminar sola y descansar.
El silencio es un puente que te lleva a Dios.
 Una conversación maravillosa
sin palabras de tu alma con Dios.
Es en el silencio
que Dios escribe en el vacío del espacio
y acentúa oraciones con estrellas.
Es en el silencio
que nacen las grandes ideas.
Es en el silencio
donde la vida encuentra significado.
En el centro del silencio
se encuentra la presencia de Dios.
Qué es la presencia de Dios?
 No es un sonido,
ni una apariencia,
ni una idea.
Es la fuerza que necesitas.
Es el valor que no tenías antes.
Es la inspiración que buscas.
Es el amor que te dice que no estás solo.
Es la confianza de que todo está bien,
Pero más hondo es el silencio
del lugar de paz en ti.
Más hondo es el silencio
donde comulgas con Dios.
En ese silencio encuentras
la fuerza para el cuerpo cansado,
el amor para el espíritu solitario
y la paz para el corazón atribulado.
Allí tu ser entero se vuelve
un lugar de oración.
Allí te das cuenta
de que eres un hijo de Dios.
Caminas y conversas con Dios
por la pradera de la mente,
en el valle de la satisfacción,
por los manantiales de la renovación,
en el lugar del silencio.