Nuestro enemigo se deleita
en la tristeza y en la melancolía,
pues él es triste y melancólico
y lo será por toda la eternidad..
La tristeza inquieta el alma,
causa agudos temores,
adormece y oprime el cerebro,
priva el alma de juicio
y abate las fuerzas..
Es como un áspero invierno,
que desnuda a la tierra
de toda su hermosura..
La oración es el remedio
para este mortal enemigo,
porque eleva el espíritu a Dios
que es alegría y consuelo
y nos ayuda a sobrellevar
todas las penas de esta vida...