Que pena me da Señor,
paso la mitad de mi vida
tratando de demostrarme a mi mismo
y a los demás, que tengo razón,
y que la verdad está siempre de mi parte;
costumbre que me hace incapaz
de recorrer el camino
que Tú me has señalado..
Estoy cansado de luchar día a día
por lo que considero mis derechos..
Curame Señor de mi arrogancia..
Se Tú la verdad de mi vida..
