Un caminante le pregunta a un monje :
¿Qué aprendes en tu vida de silencio?
El monje, que en aquel momento sacaba agua de un pozo,
le respondió: “Mira al fondo del pozo. ¿Qué ves?”.
le respondió: “Mira al fondo del pozo. ¿Qué ves?”.
Sólo veo un poco de agua revuelta, dice el caminante.
El monje le pide que vuelva a mirar
y le pregunta por segunda vez: qué ves?”.
Veo mi rostro reflejado en el espejo
que me ofrece la serenidad del agua.
Pues bien, esto es lo que yo aprendo
en mi vida de silencio en el monasterio.
Reconocer mi rostro reflejado
en las aguas serenas del pozo
y después, poco a poco, descubrir
lo que hay más abajo de la superficie,
hasta llegar a entrever las pequeñas hierbas
que crecen en el fondo del pozo.
Esta es mi respuesta querido caminante:
Quiero descubrir la profundidad de mi alma,
el rincón más hondo de mi corazón.
Y cada vez que lo haga,
comprobar con más claridad,
que Dios también está
en lo más profundo del pozo,
como alma que da sentido y vida
a todo aquel que se asoma
al interior de su propio pozo
con el deseo de encontrarlo....
